Medio Ambiente

Paisaje con Historia

Ruta de los Lavaderos de Villanueva de Córdoba

21 · julio · 2016 | Los Pedroches, Mancomunidades, Municipios, Paisajes con Historia, Villanueva de Córdoba

Descripción de la Ruta de los Lavaderos de Villanueva de Córdoba incluida dentro del proyecto Paisajes con Historia.

Características de la ruta

DificultadFácil
Distancia2.4 km
InterésEtnográfico/Natural/Histórico/Paisajístico
TipologíaLineal
Inicio en núcleo urbano

La ruta 

El recorrido de la Ruta de los Lavaderos de Villanueva de Córdoba es de 2,4 km, con la opción de complementarlo con el camino que va hasta el Santuario de la Virgen de Luna (a unos 10 km).

La ruta comienza partiendo de la plaza de toros siguiendo el camino de la Bermejuela hasta llegar al lavadero Fuente el Caño y al Pozo de la Cadena. Después de retroceder hasta la plaza de toros, el segundo tramo discurre por el camino de la Conejera hasta llegar, a unos 450 m, al lavadero El Gusanito situado en el paraje de “Las Conejeras”.

Una vez llegados a este punto se cambiará de sentido para conectar con el punto de unión de los anteriores caminos recorridos. Se atravesará el pueblo por la calle Luna y a la izquierda por la calle Jara para dirigirse, a 550 m del casco urbano por el camino de la Virgen de Luna, donde se sitúa el lavadero El Regajito y así finalizar el recorrido.

Villanueva de Córdoba es un municipio alejado de ríos que tengan un gran caudal de agua. Es por ello, que sus habitantes se vieron en la necesidad de buscar agua haciendo pozos, tanto en el casco urbano (dentro, incluso, de las propias casas), como en el extrarradio. La búsqueda de agua se ve favorecida por la geología del terreno. Al ser éste una gran masa de granito, crea pequeñas bolsas de agua subterránea que quedan a poca profundidad haciendo, relativamente fácil, su extracción.

Al principio los pozos y fuentes públicos se utilizaron para consumo humano y del ganado por la claridad del agua, al estar más cercanos a bolsas de agua subterráneas. Posteriormente, se construyeron lavaderos junto a estos pozos y fuentes, ya que no todas las casas disponían en su interior de un pozo, y en muchas ocasiones el agua no era lo bastante clara como para poder lavar. Es por esto que se pueden apreciar pozos y abrevaderos junto a lavaderos.

Lavadero de la Fuente del Caño

El Lavadero de la Fuente del Caño cuenta con 18 pilas situadas en un talud que permitía el llenado del abrevadero de forma natural. Las pilas se llenaban de agua del pozo para después lavar y aclarar la ropa. Al haber pocas pilas siempre había disputas por conseguir una.

Cuando no se disponía de pila de granito se lavaba en paneras y lavapiés que se colocaban en el ponedero para lavar en mejor posición. Cuando no había ponederos, las mujeres lo hacían colocando piedras que extraían de las paredes de las cercas de al lado.

A escasos metros tenemos el pozo Grande o pozo de la Cadena, rodeado en semicírculo de pilas de granito. Antiguamente, cuando las mujeres se agrupaban para lavar, en ocasiones se secaban los pozos, por lo que tenían que esperar a que se recuperasen.

Aunque la situación de los lavaderos estaba condicionada, como es lógico, por la disponibilidad de agua en el lugar, también es necesario hacer notar que se situaban en algunos de los numerosos caminos, que de forma radial, salían desde la localidad hacia las fincas y parcelas de dehesa que la rodean. El tránsito de ganado por estos caminos debió ser importante, por lo que no es de extrañar que algunos de estos lavaderos fueran, al mismo tiempo, abrevaderos para el ganado.

La estructura geológica de la zona, dominada por un gran batolito de roca granítica, hace que la capa freática sea muy superficial y limitada a la roca alterada que cubre el batolito. La capacidad de almacenamiento de agua es, por ello, relativamente escasa. De ahí que, en épocas de escasez de lluvias, si las extracciones de agua eran muy repetidas, los pozos tardaran en recuperarse.

Lavadero El Gusanito

Este lavadero es conocido por el nombre de El Gusanito. Cuenta con 14 pilas de granito desbastado y junto a él también se puede observar un gran pozo, igualmente de granito, y un puente de lajas graníticas.

El lavadero de El Gusanito, fue muy utilizado por las mujeres de Villanueva de Córdoba hasta la segunda mitad del siglo XX, debido a su cercanía a la población, a las numerosas pilas y la gran explanada para secar la ropa.

El día de lavado, que solía ser una vez por semana, comenzaba cuando aún no había amanecido, a eso de las cuatro o cinco de la mañana, pues era muy importante coger un sitio no muy alejado del pozo, así como terminar de las primeras, cuando aún había juncos libres o alguna buena ponedera, donde tender la ropa.

Una vez terminada la colada había que regresar con la carga hasta la casa. Para ello, colocaban un paño roscado sobre su cabeza, conocido como ruilla, para que amortiguara, en la medida de lo posible, el peso de la panera o los cántaros que colocaban sobre ésta.

Pero la ruilla no era el único utensilio que las mujeres utilizaban cuando acudían al lavadero. La panera era un recipiente grande de madera, que carecía de asas, y que se utilizaba para transportar la ropa. Además, también llevaban consigo un caldero o cubo, para sacar el agua del pozo; un lavapiés, recipiente de metal y de forma redonda provisto de asas, utilizado para lavar o transportar la ropa; el lavadero, tabla de madera rectangular estriada en la que, al frotar la ropa, ayudaba a eliminar la suciedad más difícil de quitar y, por último, jabón de sosa, elaborado por las propias mujeres con aceite usado, sosa cáustica y agua.

Pero ninguno de los utensilios era realmente útil sin el ingenio de las lavanderas.

Lavadero El Regajito

El proceso de lavado comenzaba una vez llenadas las pilas de agua del pozo. Primero separaban la ropa según fuera de color o solamente blanca. Una vez clasificada, la ordenaban de la más a menos sucia.

A continuación, quitaban lo más sucio de la ropa refregando agua con jabón, acción que se conocía como esmugrar.

Luego, se sumergía en agua limpia y se volvía a dar jabón, incidiendo en las manchas más difíciles de eliminar para, sin aclarar, poner la ropa al sol en la hierba o encima de las paredes; a este paso se le llamaba rehervir.

A continuación se le daba una ojeada a la ropa por si necesitaba otro lavado. Si estaba lo suficientemente limpia, se hondeaba aclarándola con agua para quitar los restos de jabón. En caso de seguir con suciedad, se volvía a rehervir de nuevo.

En el último aclarado se le echaba azulillo, polvos de añil, que se empleaban para dar un tono azulado a la ropa blanca después de lavarla.

Para evitar que la ropa tardara mucho en secarse, se solía escurrir o estrujar (si las prendas eran demasiado grandes, lo hacían entre varias personas). Una vez escurrida, se sacudía enérgicamente y se estiraba para eliminar el mayor número posible de arrugas.

Por último, se tendía sobre juncos, paredes o cuerdas que ataban de árbol a árbol. Era en este punto donde las mujeres, mientras esperaban, contaban sus chismes y se ponían al día sobre las noticias que acontecían en la localidad.

Camino de la Virgen de Luna

En la Pascua de Pentecostés, la hermandad y vecinos de Villanueva de Córdoba se dirigen a la ermita de la patrona, la Virgen de Luna, para su traslado en romería hasta la parroquia de San Miguel, llevando la imagen a hombros durante los cerca de diez kilómetros que separan el santuario de la población. Permanece allí hasta el segundo domingo de octubre, cuando la imagen es devuelta a su ermita.

En estos dos días, el viejo camino de la Virgen de Luna se llena de gente, si bien el resto del año se trata de una vía solitaria y agradable de recorrer. Discurre flanqueada por muros de piedra y se interna entre las mejores dehesas de encinas de los Pedroches. El camino se ensancha tres veces, se rodea de asientos de piedra y se embellece con una esbelta cruz de granito en lo que son los lugares de parada de la romería.

Junto al Santuario de la Virgen de Luna destaca un ciprés particularmente por un perímetro de su tronco y densidad de su copa, lo que le ha valido para ser catalogado como árbol singular por la Junta de Andalucía. Se trata de un árbol centenario, ya que aparece con un porte semejante al actual en fotografías antiguas de la ermita.

Galería de fotos

Cómo llegar

Salir de Córdoba por la A-4 en dirección Montoro. Tras unos 36 km tomaremos la salida 359 para seguir por la N-420 Córdoba-Tarragona, dirección Cardeña-Ciudad Real. Pasado el punto kilométrico 81 deberemos tomar la salida Cardeña/Villanueva de Córdoba por la carretera autonómica A-424. Continuamos 26 km, hasta llegar a Villanueva de Córdoba. Una vez allí, lo siguiente que tenemos que hacer es buscar la plaza de toros, lugar donde comienza nuestra ruta.

La ruta en Google

Ruta de los Lavaderos de Villanueva de Córdoba

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Ruta de los Lavaderos de Villanueva de Córdoba

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Imágenes: flickriver. Lavaderos Públicos (Villanueva de Córdoba)

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