Características de la ruta
Dificultad | Fácil |
Distancia | 2,8 km |
Interés | Etnográfico/Natural/Paisajístico |
Tipología | Circular |
Inicio en núcleo urbano | No |
La Ruta
El recorrido comienza donde se separa el Camino Mozárabe del GR-48. Tomando este último trazado como referencia y tras coronar la vertiente norte del Cerro de la Solana, nos desviaremos en dirección hacia el camino de las Monjas, siguiendo el trazado del GR-48, momento donde el itinerario se vuelve senda. Llegaremos a una encrucijada, precisamente en una zona de bosque y matorral mediterráneo que a pesar de haber sufrido un incendio años atrás, se ha ido regenerando gracias a las adaptaciones de estas plantas y a su rica biodiversidad.
Volveremos luego a este punto en el bucle final, pero de momento continuamos al frente en dirección al arroyo de las Serranas, cauce estacional que recibe este topónimo al ser un lugar en el que las mujeres del pueblo y sus alrededores lavaban la ropa. Vadeando el cauce y siguiendo el sendero, culminamos en el camino de las Monjas, que tomaremos a la izquierda en dirección a su confluencia con la Cañada Real Soriana y el Camino Mozárabe de Santiago, ambos perfectamente señalizados.
Por la Cañada Real Soriana se llega a las inmediaciones del merendero, momento dónde tomar la senda a la izquierda, que nos conducirá de nuevo al bucle con el GR-48 que abandonamos al principio.
De nuevo en el sendero inicial en el Cerro de la Solana, el final del itinerario nos ofrece unas panorámicas únicas de toda la sierra del Enjambradero y en la otra vertiente, al sur, Villaharta y Fuente Agria.
Serranas y Arrieros
Antiguamente, por este sendero, era habitual encontrar a muchos vecinos de Villaharta; las mujeres venían a lavar la ropa y los hombres acarreaban mercancías con sus borricos y mulos.
Hasta mediados del siglo XX era muy común lavar la ropa en el campo aprovechando algún cauce de agua. Precisamente, el arroyo de las Serranas era un lugar de concurrencia de las mujeres que cargaban con sus cubos y barreños de zinc o cesta de mimbre sobre la cabeza. En las rocas del borde frotaban la colada con jabón casero, a veces con el frío helado invernal
La red pública de caminos y senderos hacía que la concurrencia del enclave no solamente fuera de aquellas mujeres que iban a lavar. Los arrieros eran otros de los protagonistas en estas “vías de comunicación”. Con sus recuas y reatas de mulas o burros trasportaban aceitunas, uvas, picón, cal y cualquier mercancía que “daba” la sierra, para llevarlas a su procesamiento o venta en el pueblo.
Oficios perdidos, casi olvidados que en su día dieron nombre, leyendas y vida a estos enclaves hoy tan callados. Otras formas de vida, si cabe más austera, pero sin duda más sostenible.
Adaptaciones del bosque mediterráneo
En el verano del año 2021, toda esta zona sufrió un incendio: Más de cien hectáreas, casi el 10% del término municipal de Villaharta, fueron pasto de las llamas. El fuego dejó a su paso el panorama desalentador de un bosque calcinado.
Los meses que siguieron a la catástrofe ofrecían un espectáculo dantesco. Cenizas y tocones quemados, apenas vida animal, ni polinizadores, ni canto de aves, ni rastro o huella de algún mamífero.
Pero nunca hay que infravalorar la capacidad regenerativa de la Naturaleza. Nuestro bosque mediterráneo y sus especies han evolucionado y se han adaptado a resurgir de sus cenizas.
Los árboles como la encina (Quercus ilex) o el alcornoque (Quercus suber), poseen cortezas duras y aislantes que permiten proteger sus médulas vitales. Algunas especies de matorral como la jara (Cistus sp), tienen unas semillas “pirófitas” que son capaces de germinar tras altas temperaturas. Otras plantas mediterráneas, esconden una raíz coriácea y protegida, capaz de emitir brotes de peana como el caso de la coscoja (Quercus coccifera) o el madroño (Arbutos unedo).
Dos lecciones que nos da este paraje: una de ellas la necesidad de que protejamos estos entornos y su biodiversidad, y otra es la capacidad de resiliencia para sobreponernos a las adversidades y resurgir como el Ave Fénix.
Galería de Fotos
Cómo llegar
Desde Córdoba, a unos 37 km. Salir en dirección norte por la N-432. Tras pasar por El Vacar y el cruce con la A-3075, tomar el desvío hacia Villaharta por la A-3176. Para llegar a nuestro punto de inicio hay que atravesar la localidad en dirección norte, por la CO-6410 hasta la entrada al Área Recreativa Las Serranas, a unos 700 m del núcleo urbano.
Coordenadas del punto de inicio 30 N x=332726 y=4224032
La ruta en Google
Ruta de las Serranas en Villaharta
Ruta de las Serranas en Villaharta
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